lunes, 9 de julio de 2012

Principios sustentados

  • El señorío de Jesucristo: este principio se considera vital y del cual depende todos los demás. Como declaró John Smyth en 1610 “sólo Jesucristo es Rey y Juez de la iglesia y la conciencia”. Muchos bautistas a través de la historia ofrendaron sus vidas por este principio. Además es rechazada toda jerarquía en la iglesia fuera de Jesucristo.[cita requerida] La asamblea es gobernada por líderes y siervos al servicio de Jesucristo, guiados por la Palabra y en la orientación del Espíritu Santo. (Mateo 28:16-20; I Corintios 11:3; Filipenses 2:9-11; Efesios 1:17-23; Colosenses 2:8-15).
  • La Biblia es la única regla de fe y práctica: la Biblia es el libro de Dios. Los bautistas defienden que toda la Biblia es palabra de Dios, en ella Dios revela su voluntad para los seres humanos y que es superior a las tradiciones, las experiencias y el intelecto. Además es la única fuente de autoridad y con ella debería terminar toda discusión teológica. (Hechos 17:10-12; II Timoteo 3:16-17; II Pedro 1:19-21).
Se defiende además que los Libros Deuterocanónicos no fueron inspirados por Dios, dada a las contradicciones encontradas con otros libros como los Evangelios, y además no se observa una instrucción clara encontrada en el resto de los libros.
  • El bautismo del creyente: la práctica del bautismo no comenzó con Juan el Bautista en el río Jordán, sino que era una práctica del pueblo judío para con los prosélitos, y simbolizaba el compromiso de ser fieles a la doctrina y a la Ley del pueblo de Dios. Sostienen que el bautismo es una ordenanza de Dios, que todo discípulo debe obedecer, siempre que sea posible; debe ejecutarse por inmersión, lo cual simboliza muerte con Cristo a la vida vieja y resurrección a la vida nueva. El bautismo por tanto debe de ser para personas convertidas y convencidas de la realidad de Dios y de la vida nueva que Jesucristo ofrece. Debe ministrar el bautismo un ministro de la iglesia local. ( Mateo 3:13-17; Romanos 6:4-5; Hechos 8:36,38-39; Efesios 2:8-9; Lucas 23:42-43; I Corintios 1:17; Colosenses 2:12).
  • Libertad de conciencia: la libertad de conciencia es el principio bautista que defiende el derecho que tiene cada ser humano de elegir por sí mismo. Parte de la idea de que este derecho le ha sido concedido por Dios, y por lo tanto, cualquiera que lo viole se estará oponiendo al mismo Dios. Por este principio muchos murieron a través de la historia, cuando la fe era algo impuesta y la interpretación de la Biblia era derecho exclusivo del papa y sus líderes. Los padres de la iglesia declararon: “Queremos creer según el dictado de nuestra conciencia; como entendemos en la Biblia y no por lo que otros digan que debemos creer a ciegas”. Este principio fue un gran aporte al protestantismo en general. (Génesis 1:27, 3:22; Juan 1:12-13, 3:16, 10:27; Marcos 8:34, Romanos 14:3-12).
  • El gobierno congregacional: la congregación local tiene la máxima autoridad y poder de decisión, sin depender de otra iglesia, grupo de iglesias, o persona alguna, para regir su destino. Esta en sí, es la oportunidad que tiene la comunidad de creyentes, para que sus miembros tengan derecho a la participación plena en la toma de decisiones en asuntos eclesiásticos, bajo la dirección del señorío de Jesucristo y según el modelo del Nuevo Testamento. La iglesia en base a su autonomía, decide sobre los asuntos transcendentes y no transcendentes, sintiendo que Jesucristo es la cabeza, las Escrituras, la orientación y el Espírito Santo su guía, el cual le ha de llevar a toda verdad. Este principio se dice que nació con los anabautistas en el siglo XVI; y en 1524 fueron publicados algunos artículos que abogaban por el congregacionalismo. John Smyth, más tarde declaró que la misión de los líderes y ancianos era supervisar, enseñar y predicar, pero la palabra final la tenía la congregación. (Hechos 6:1-7; I Pedro 2:9; Efesios 1:22, 4:15).
  • La Cena del Señor: no sólo creen que es una ordenanza, sino que están definidos por los bautistas algunos conceptos teológicos:
  1. No es un sacramento con poder salvífico.
  2. Debe ser para creyentes en plena comunión con Cristo y su iglesia.
  3. No creen en las teorías de:
  • La Transubstanciación: De la iglesia católica, donde los elementos se transforman en cuerpo y sangre de Jesucristo y pueden comerlo literalmente con la bendición del sacerdote.
  • La Consubstanciación: Teoría defendida por Martín Lutero, que plantea que coexisten las sustancias del cuerpo y la sangre de Cristo con las del pan y el vino en la Santa Cena.
  • La Presencia Mística: Teoría de Calvino, parecida a la de Martín Lutero y que planteaba que una gran bendición acompañaba a estos elementos y el cristiano participaba del cuerpo y de la sangre de Cristo.
El reformador suizo Ulrico Zuinglio dijo: “nosotros nos identificamos con la cena simbólica del Señor”. Este no aceptaba las teorías anteriores, creía que el vino y el pan eran sencillamente símbolos del cuerpo de Cristo partido, y la sangre derramada del Señor por nuestros pecados. Esta cena es una ordenanza conmemorativa para recordar la muerte de Cristo hasta su venida. Los bautistas creen que Zuinglio está en lo cierto y está respaldada bíblicamente. (Mateo 26:17-29; I Corintios 11:23-26).
  • El sacerdocio de los creyentes: este principio se remonta a la época de Martín Lutero en el siglo XV y afirma que todo creyente tiene el derecho y privilegio inalienable de comunicarse directamente con Dios, por medio de Jesucristo, quien perdona los pecados. No es el sacerdote o pastor que debe de perdonar los pecados. Ningún hombre o institución debe impedir que una persona se acerque a Dios. Es el Espíritu Santo quien ayuda para tener comunión con Dios por medio de su palabra. En el Primer Congreso de la Alianza Mundial Bautista en 1905, el Rev. Edgar Youg Mullins expresó en su mensaje: “Todos los hombres tienen iguales derechos de acceso a Dios”. (I Pedro 2:4-5, 9-10; Juan 14:13-14; I Corintios 12:7,12; Hebreos 4:14-16).
  • Separación de la Iglesia y el Estado: así como el hombre tiene dos naturalezas esencialmente: física y espiritual, también deben existir dos gobiernos que respondan a dichas necesidades. El gobierno material, está representado por el Estado. El gobierno es una asociación de individuos para protección y progreso de los intereses de sus ciudadanos en lo físico y material; pero nada tiene que ver con el destino espiritual de un pueblo. El gobierno espiritual está representado por la Iglesia, a quien Jesucristo delegó la responsabilidad de velar por el destino espiritual, sobre todo de las almas; aunque siempre que sea posible se cubre todas las áreas del ser humano, pero sobre todo la salvación de los hombres perdidos. No se acepta que el Estado interfiera y decida en asuntos espirituales de la Iglesia. Y se debe obedecer las leyes del gobierno, hasta tanto estas no entre en contradicción con la fe y el compromiso con el evangelio. (Hechos 5:29; Mateo 22:5-22).
  • La Gran Comisión: la evangelización del mundo no es un derecho exclusivo de un sector de la iglesia, como pastores, líderes y diáconos. Esta Gran Comisión de hacer discípulos a todas las naciones, es un derecho y responsabilidad de toda la iglesia. “Cada cristiano debe ganar y discipular a otra persona, como era normal que un profeta ungiera a su sucesor”. (Mateo 28:19-20; Marcos 16:15-18; Hechos 1:8).

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